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(Disciplina positiva)
La disciplina suele asociarse con control y castigo; sin embargo, puede ser toda una estrategia formativa para las personas involucradas en el proceso.
Abordaremos el tema desde el enfoque de disciplina positiva, que nos aporta alternativas pensadas en la dignidad de la persona.
Este enfoque, de acuerdo con Durrant, J. (2008), hace
referencia a una enseñanza, no violenta, basada en el respeto y enfocada en
brindar soluciones.
Es necesario puntualizar que este estilo de disciplina no significa ser permisivo y aceptar que su hijo haga todo lo que quiere, sin establecer reglas.
Por el contrario, su estrategia es
fortalecer la comunicación para intercambiar ideas que permitan aclarar las
expectativas, definir las normas y los límites; propiciar el desarrollo de
habilidades en los hijos y la autoconfianza, enseñarlos a ser empáticos, no
violentos y respetuosos de los derechos de otras personas, en general, favorecer
el desarrollo de la autodisciplina que los lleve al éxito, al mismo tiempo que
se establece una relación cercana con los padres.
Se basa en cuatro pilares:
solucionar problemas, comprender como piensan y sienten los niños, proporcionar
estructura, proporcionar calidez e identificar metas a largo plazo (Durrant,
2008).
Definir objetivos a largo plazo, implica imaginar cómo le gustaría que fuera o actuara su hijo en la etapa adulta.
Por ejemplo, que sea responsable. A corto plazo, quizás sólo quiere que su hijo cumpla con la tarea y como no la hace, usted la realiza por él.
En ese ejemplo, es claro que no está enfocado en la meta a largo plazo que consiste en que su hijo sea responsable y por supuesto que al asumir usted la responsabilidad que a él le corresponde, no lo logrará.
Para que la disciplina sea eficaz, es necesario percibir las metas a corto plazo como una oportunidad para lograr las metas a largo plazo. Recuerde que usted es un modelo para su hijo.
La calidez es un estímulo que ayuda a lograr las metas a corto plazo y fortalece los valores. Se traduce en amor incondicional.
Abrazar a sus hijos, escucharlos, alentarlos,
comprenderlos, expresarles aceptación y confianza son algunas formas de
manifestar la calidez; para lograrlo, sea empático, si usted fuera el niño, ¿cómo
le gustaría ser tratado?
Este enfoque considera que los niños no saben que se espera de ellos y pueden
actuar mejor cuando tienen información y apoyo para lograrlo.
Esta propuesta considera
indispensable comprender cómo piensan, sienten y actúan los niños en función de
su edad y de su temperamento y establecer las normas de acuerdo con la etapa en
que se encuentran.
Asimismo, para la solución de los problemas que se presentan los padres, deben tener apertura, para aceptar que el comportamiento de los hijos no necesariamente significa una provocación para ellos, sino que es una característica propia de su desarrollo.
De acuerdo con Nelsen (s.f.), los niños que tienen mal comportamiento son niños que no están estimulados y presentan ideas erróneas.
En este contexto, algunas sugerencias son:
- Animar a los niños a sentir pertenencia.
- Pasar tiempo especial con ellos.
- Modelar el respeto mutuo.
- Tomarse tiempo para la formación.
- Enseñarles que los errores son una oportunidad de aprendizaje.
- Transmitir el afecto.
- Corregir las ideas erróneas para mejorar la conducta.
- Divertirse juntos.
Fuentes
Asociación
Chilena pro Naciones Unidas (2008). Manual sobre el libro disciplina positiva
basado en el libro de Joan E. Durrant.pdf.
Durrant, J. y Stewart,A. (2017). What is “Discipline” in the Age of Children’s Rights?
International Journal of Children’s Rights.pp. 359-379
Nelsen,
J. (s.d.). Art. Directrices de disciplina positiva. pdf.
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